Haciendo una retrospectiva de mi andar, de mi pasado, el fin de quinto grado para mí, es como un divisor de aguas, representó un vuelco en el curso de mi vida.
Literalmente, aquel niño se esfumó y nació otro, con otros bríos que no conocía. Era un niño muy diferente. Es como si hubiera nacido una estrella a partir de una explosión.
A veces me pregunto si tenían que haber sucedido ciertas cosas para yo o el Señor, cambiar el rumbo de mi vida.
Siento que soy hoy aquel mismo niño que nació en sexto grado y que de vez en cuando viajo mentalmente hasta a allí, para buscar recuerdos, a encontrar mi vida, donde todo comenzó, inclusive mi camino con una profunda marca, la de ser un niño huérfano de madre desde aquella época.
Pero este señor, con los pantalones bien puestos, se encargó de ser padre y madre y de hacer todo para mí. Me demostró que, si por acaso Dios y Jesús el del Bien existen o existieron en mi camino, ellos se encargaron de canalizar todos sus consejos, su luz, su sabiduría y enseñanzas, a través de él, mi querido papá Pipo.
90 años de amor.
Mi querido, mi viejo, mi amigo. Sin dudas, el mejor amigo que ya tuve en esta vida.
Hoy, por causa de su avanzada edad, a veces parece como ausente. Su cabeza viaja hasta por lugares que él nunca vio. Sus pensamientos vuelan lejos, confusos, como queriéndose organizar, pero no siempre se le hace posible.
Un año atrás, cuando sus ideas estaban todavía en orden, como si estuviera presintiendo que esta situación se avecinaba y no tendría control sobre lo que durante toda su vida organizó y colocó en su mente, me contó algunas historias increíblemente maravillosas, como por ejemplo, las condiciones en que él y mi mamá se conocieron. Supe un poco más de mis abuelos maternos, a los cuales no conocí. Me transporté para la época. Por veces hasta pensé que yo también estaba presente en aquella historia, que formaba parte de aquello, aunque implícitamente lo estaría algunos lustros después, como fruto de aquel amor, que estaba solo germinando.
Confieso que lloré de emoción. Lloré por los recuerdos. Lloré por el disfrute con que él me contaba de aquellos momentos. Era como si él lo estuviera viviendo, como si hubiera vuelto por instantes al pasado. Lo vi tan joven como realmente yo nunca lo vi, porque todavía yo no había llegado a este mundo.
¡Qué bueno que le dio tiempo a proveerme de toda esa belleza que desconocía!
Hace pocos días, mi hermana me contó una anécdota, que me dejó muy feliz y me hizo entender la justificativa de porqué ese día yo me levanté como siempre, sintiendo que valió y vale la pena haber vivido, estar vivo, pese a todo y pese a todos.
La geriatra estuvo en casa como parte del atendimento domiciliar de rutina. Siempre conversa con mi papá para hacer una evaluación de su estado de salud, fundamentalmente de su sanidad mental y de esta forma da orientaciones de cómo debemos proceder, para proporcionarle una mejor calidad de vida al anciano y para que la dinámica de la casa marche lo mejor posible.
Entre los ejercicios que le hizo a mi papá, ella le dijo una oración: “mi casa es bonita” y pidió para él decir otra frase, según lo primero que le viniera a los pensamientos. Poco tiempo después levantó la cabeza y le dijo: puedes escribir lo siguiente “mi familia me cuida y me quiere mucho”.
Ella también se emocionó.
Es raro una persona de esa edad expresar eso. Significa gratitud, significa felicidad, significa confianza, no hay miedos, no hay soledad.
Es el compendio de todo lo que me enseñó, de lo que aprendí, de cómo viví.
Lino, reli novamente seu post sobre seu pai. Que declaração maravilhosa. Que sentimento fraternal perfeito. Quantas bençãos em sua vida. Apesar da distância , estarão sempre conectados pelo amor e pelo afeto.
ResponderExcluirLino, reli novamente seu post sobre seu pai. Que declaração maravilhosa. Que sentimento fraternal perfeito. Quantas bençãos em sua vida. Apesar da distância , estarão sempre conectados pelo amor e pelo afeto.
ResponderExcluir😭😍
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